El poder de aprender las lenguas

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Shot with OldRoll INS P.

Sofia Oyarzún, co-images editor

Yo solía rechazar el concepto de aprender otra lengua; pensé que estaba fuera de mi capacidad. No fue hasta que tomé el tiempo de perseverar a través de los desafíos de aprenderla, que me di cuenta de la clave que tienen las lenguas para conectarnos con nuestro mundo. 

A la edad de seis años, la familiaridad de mi ambiente que tenía mientras asistía a la escuela en Glenview, Illinois es lo que me llevó a través del sistema educativo y me mantuvo enfocada en la escuela. Comí la misma merienda, al lado de los mismos amigos, como mi maestra nos leyó el mismo cuento del día anterior a la hora de lectura de cuentos. No me di cuenta del lujo que era el entender lo que sucedía en mi ambiente, hasta perderlo todo. Cuando mis padres nos dijeron a mis hermanos y yo que viviríamos en Santiago, Chile por un año, me puse tan emocionada por ver a mi familia ahí y explorar un nuevo mundo. Lo que no anticipé fue la dificultad que vendría a mí con asistir a la escuela en una lengua que no sabía. 

Caminando por las puertas de Montessori Huelquén, el cambio me intrigó. Me interesó practicar el poco Español que sabía y conocer a los chicos nuevos; tenía la meta de acostumbrarme a todo. Pero mi determinación se deterioró rápidamente, como no aprendía la lengua ni hacía amigos tan pronto como quería. Comí la misma merienda al lado de chicos desconocidos, siendo leído un cuento que ya no entendí. Desdé el momento que se convirtió difícil de vivir en otra cultura con otra lengua, perdí mis ganas de seguir aprendiendo. 

Al regresar a Glenview, esperaba acostumbrarme a mi escuela y lengua de siempre serían fáciles. Al contrario, me sentía como una extranjera en ambiente nativo. Se hablaba el inglés, pero no entendía el material tan rápido como los otros niños. Sentí que no era competente suficiente para tener éxito en cualquier lengua. Entonces, me concentré en inglés para actualizarme en la escuela, y me alejé de aprender español. Hasta que una clase de español fue requerida en la escuela. Aquí vamos otra vez con los fracasos lingüísticos, pensé. 

No ví mis clases de español aquí en Glenbrook South cómo nada más que un requisito de graduarme, hasta que no tenía otra opción sino perseverar a través los desafíos de aprender otra lengua. A mi sorpresa, lo más que aprendía, empecé a desarrollar una gran apreciación de las culturas de las que aprendíamos, y me encontraba haciendo conexiones con mi propia herencia hispana. 

Aquí es cuando descubrí la hermosura de las oportunidades de aprender que solía ver antes como obstáculos. Espero que todos entiendan que el momento en que empezamos a familiarizarnos con otras lenguas y culturas es el momento en que perseguimos la autonomía en nuestra propia educación. Empezamos a ver el mundo real. Empezamos a crear las conexiones que refuerzan el poder de nuestra humanidad compartida.